La Isla de Benidorm, una reserva medioambiental fascinante

Muchos de los asiduos a Benidorm coincidiréis conmigo en que el símbolo distintivo de su paisaje marítimo es su Isla o Islote que se levanta frente a la costa como si de la aleta de un animal gigante se tratase –por supuesto, los rascacielos son el símbolo de su bahía-. Pocos saben que se trata de un enclave de gran valor medioambiental, que se puede visitar y que merece muchísimo la pena. Este año nos hemos animado a visitar la Isla de Benidorm con las niñas y ha sido la salida estrella de las vacaciones. Lo primero porque, como ya imaginaréis, la excursión hay que realizarla en barco y subir a un barco para mis peques ha sido toda una experiencia. Sobre todo en este tipo de barco que navegan hasta el Islote. Ahora os explicaré por qué.

La excursión la realizamos con la empresa “Excursiones Marítimas” y nos dio muchísima seguridad ver cómo desinfectaban cada palmo del barco y cómo, al embarcar, te tomaban la temperatura y te higienizaban las manos. Esto, tal y como está la cosa ahora mismo, ya te da bastante tranquilidad. Como decía, nos dirigimos al puerto de Benidorm para coger el primer barco que partía hacia la isla a primera hora de la mañana y Carmen y Pilar estaban expectantes por realizar la travesía a bordo del Acuario II. Esperando para embarcar, nos avasallaron a preguntas, muchas de las cuales contestaron algunos pescadores que estaban allí esperando su captura. Que si por qué el barco estaba atado; qué eran esas bollas gigantes que colgaban a un lado y otro; por qué soltaba agua; cómo flotaba con lo grande que era… ¡Imaginaros! Una vez a bordo, quisieron subir a la planta de arriba –el barco tiene dos plantas y otra más submarina- a la parte delantera, donde estuvieron alucinadas observando los bancos de peces del puerto hasta que partimos hacia la Isla.

Una vez que el barco comenzó a navegar estuvieron entusiasmadas durante toda la travesía, que dura menos de media hora y deja unas vistas maravillosas de la bahía de Benidorm, pasando por su característico mirador y ofreciendo otro punto de vista diferente al que estamos acostumbrados desde la playa. Lo cierto es que es una gozada porque el barco navega bastante rápido y la travesía se pasa muy deprisa. Vamos que, cuando quieres darte cuenta ya estás al lado de la Isla. Mis niñas exclamaron a la vez: “¡Alé, mamá! ¡Qué grande es! ¡Desde la playa parece tan chiquitita!”. De repente, una voz nos informaba de la sorpresa de la mañana: “si lo desean, pueden ir bajando a la parte submarina del barco porque vamos a comenzar el paseo panorámico alrededor de la Isla”. Allá que nos bajamos, ¡al submarino! Ahí comencé a comprender la riqueza medioambiental de este trozo de tierra en mitad del mar.

Es impresionante la cantidad de peces y de vegetación marina que pudimos ver. Los peces nadaban paralelos a nosotras como si nada. ¡Ahí estábamos! ¡El mundo al revés! Nosotras metidas en una pecera y ellos nadando libres y era ¡tan impresionante! De hecho, había algunos barcos de recreo a nuestro alrededor con buceadores que venían a deleitarse con esta riqueza marina.

Cuando nos bajamos del barco después de la visión submarina, lo que nos encontramos no fue menos bello. Lo primero que hicimos fue tomarnos algo fresquito y un tentempié en el bar de la Isla, la única construcción que existe allí, pues como os decía, se trata de una reserva medioambiental y es necesario que lo siga siendo.

Una vez que llegas allí, puedes realizar una ruta senderista hasta lo alto de la Isla o hacerla más corta, como prefieras. Cualquier camino que escojas, sea más breve o el completo, que dura una media hora, te dejará un sabor de boca buenísimo por los paisajes tan maravillosos de los que podrás disfrutar. Nosotros nos fuimos ataviados solo con chanclas y no llevamos playeros, por lo que anduvimos muy poco tiempo, pero lo suficiente para contemplar unos acantilados preciosos. De hecho, la Isla de Benidorm está considerada por los expertos como parte de la Sierra Helada, una de las joyas medioambientales de la zona.

La leyenda del Gigante

También existe una fascinante leyenda sobre la creación de esta Isla, que a mis peques les encantó. La leyenda trata de un Gigante que se enamoró de una muchacha y ella de él, pero ésta enfermó gravemente y un brujo de la zona le dijo que cuando cayera el último rayo de sol sobre la montaña en la que vivían, el Puig Campana, que se encuentra justo detrás de Benidorm, ella dejaría de respirar para siempre. Entonces, cuando estaba a punto de esconderse el sol, el Gigante dio un puñetazo tan grande a la punta de la montaña que se desgarró un trozo de la misma y fue a parar a la mitad del mar, formando la Isla. Entonces el sol pudo pasar unos minutos más y el Gigante se llevó a su amada a la Isla donde permaneció con ella para siempre. La muesca de la montaña se aprecia perfectamente desde la ciudad.

A la vuelta de la ruta ya teníamos calor, así que decidimos darnos un chapuzón. En la Isla no hay playas de arena. Pero la gente se suele animar a bañarse en la pequeña cala de roca que hay al lado del embarcadero. De hecho, son muchos, tanto pequeños como mayores, los que se animan a lanzarse desde el acantilado. Mi padre y mi hija mayor, de nueve años, lo hicieron varias veces.

Yo no me animé a dar el gran salto, pero me estuve bañando en altamar, que es una experiencia maravillosa. De hecho, estábamos tan a gusto que dejamos pasar un par de barcos antes de volver al puerto.

Si os animáis a hacer esta excursión, podéis comprar los billetes en el mismo puerto y hay barcos cada hora aproximadamente, desde las 10.00 hasta las 18.00 horas, que van y vuelven del puerto de Benidorm a la Isla. Además, si os apetece hacer otras excursiones en barco por la zona, podéis consultad la web de “Excursiones Marítimas”, ya que tienen una gran oferta y salen desde distintos puertos de la zona. Podréis conocer Calpe y visitar el fondo marino de su peñón de Ifach o visitar la Isla de Tabarca, entre otras. Os dejamos la web donde podréis encontrar toda la información www.emb2000.es.

Sobre María Cerrato

Periodista y mamá a tiempo completo. Amante y adicta a la cultura en sus múltiples variedades: literatura, teatro, arte, cine… Una adicción que ahora también comparto con mis niñas, Carmen y Pilar, que son mi vida y a quienes siempre he intentado contagiar este amor incondicional por la cultura. Ellas son mis actuales compañeras de escapadas teatrales, lecturas de cuentos, películas animadas… Todas estas escapadas ahora puedo compartirlas con otras mamás a través del blog de este fantástico medio de comunicación que es Mamá Tiene un Plan, con el que tengo el orgullo de colaborar.

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