Una escapada familiar a la Peña Cortada desde Valencia

A poco más de una hora de Valencia, entre montañas cubiertas de pinos y barrancos esculpidos por el tiempo, se encuentra uno de los tesoros más sorprendentes del interior valenciano: la ruta de la Peña Cortada. Una propuesta perfecta para familias que buscan una aventura en plena naturaleza sin renunciar a la comodidad de una jornada bien organizada.

Inicio de ruta: Chelva y sus encantos

El punto de partida de esta aventura es Chelva, uno de esos pueblos con alma que conservan intacto el paso del tiempo. Ubicado en la comarca de Los Serranos, Chelva ofrece mucho más que un punto de salida para una ruta de senderismo: es un destino en sí mismo, perfecto para disfrutar en familia antes o después del recorrido.

Pasear por sus calles es como recorrer un libro abierto de historia. El municipio conserva cuatro barrios históricos claramente diferenciados: el barrio andalusí del Arrabal, con su trazado laberíntico; el barrio judío de Azoque; el cristiano medieval; y el barrio morisco. Cada uno tiene su identidad propia, y juntos componen un mosaico cultural fascinante para grandes y pequeños.

Entre los lugares que merece la pena visitar se encuentra la iglesia arciprestal de Nuestra Señora de los Ángeles, de estilo barroco, o la plaza Mayor, donde el ritmo pausado de la vida rural invita a detenerse, tomar algo en una terraza y dejar que los niños corran a sus anchas.

Chelva también cuenta con espacios naturales que complementan a la perfección la ruta de la Peña Cortada. Muy cerca del casco urbano se encuentra la conocida Ruta del Agua, otro paseo sencillo y lleno de rincones con encanto, pequeñas cascadas y antiguas infraestructuras hidráulicas, ideal para quienes quieran alargar la excursión o buscar una alternativa más relajada.

Si se llega con tiempo, Chelva bien merece una visita tranquila. Es de esos pueblos que te reciben con hospitalidad, te envuelven con su historia y te despiden con la promesa de volver.

Preparativos y seguridad

Aunque la ruta es sencilla, conviene tener en cuenta algunos consejos básicos siempre que se realizan actividades al aire libre para garantizar una experiencia segura y agradable:

  • Calzado de senderismo, cómodo y con buen agarre.
  • Linterna o frontal para explorar los túneles con seguridad.
  • Protección solar, gorra y agua abundante.
  • Ropa por capas si se realiza en épocas más frescas.
  • Supervisión constante en zonas elevadas o sin barandillas.
  • Evitar las horas centrales del día en verano.
  • Seguro médico de viaje: aunque se trate de una ruta nacional, llevar un buen seguro médico IATI puede aportar tranquilidad ante cualquier imprevisto de salud, especialmente si se viaja con niños.

Una ruta llena de sorpresas

El sendero es cómodo, bien señalizado y apto para niños con cierta costumbre de caminar. Avanza entre almendros, pinos y muretes de piedra seca. Uno de los momentos más emocionantes para los más pequeños llega al atravesar los túneles excavados en la roca. Son oscuros y misteriosos, con tragaluces naturales que aportan una luz muy especial. En algunos tramos, hay que agacharse ligeramente para pasar, lo que añade un toque de aventura que suele encantar a los niños.

La ruta también es perfectamente realizable con mochilas portabebés, aunque no es recomendable llevar carritos. El terreno es irregular en ciertos puntos y algunos pasos son estrechos o con desniveles. Con una mochila ergonómica y un ritmo tranquilo, es una opción estupenda para que también los más pequeños disfruten del contacto con la naturaleza.

A medida que se avanza, el paisaje se vuelve más agreste y cautivador. El entorno se abre hacia el barranco de la Cueva del Gato, un paraje espectacular donde la vegetación se mezcla con las formaciones rocosas. Aquí es donde se encuentra el tramo más icónico del recorrido: el acueducto romano, una estructura de varios arcos de piedra que parece suspendida en el aire. Cruzarlo es, sin duda, uno de los momentos más memorables de la jornada, una experiencia que combina historia, vértigo y emoción.

Después de cruzar el acueducto, la ruta continúa hacia la Peña Cortada, un corte casi perfecto en la roca que los romanos tallaron con precisión milimétrica. El sendero se estrecha y forma un pasadizo de roca viva, con paredes que se elevan a ambos lados como si de una catedral natural se tratara. Es un tramo breve, pero de una belleza singular. Más adelante, el camino ofrece la posibilidad de realizar un pequeño desvío para disfrutar de vistas panorámicas del entorno, ideales para una parada, una foto familiar o simplemente para respirar.

El regreso se realiza por el mismo camino o, si se opta por la ruta circular, por un sendero que desciende suavemente de vuelta a Chelva, entre campos y antiguas construcciones de piedra. Es un final tranquilo que permite cerrar la excursión con calma, dejando tiempo para comentar lo vivido, observar las plantas, buscar huellas de animales o, simplemente, disfrutar del silencio del monte.

Final de ruta y opciones para reponer fuerzas

El recorrido completo no supera los 6 kilómetros, lo que permite hacerlo con calma, incluso con niños. Al volver a Chelva, se puede aprovechar para comer algo en el pueblo o preparar un picnic en alguna de las zonas recreativas cercanas al río. Es el broche perfecto para una jornada activa y enriquecedora.

Una aventura para recordar

La ruta de la Peña Cortada es mucho más que un paseo: es una experiencia en familia, una lección de historia al aire libre y una forma ideal de acercar a los niños a la naturaleza. Una escapada redonda que se disfruta con los cinco sentidos… y que seguro dejará ganas de repetir.

Acerca de Diana

Soy periodista, emprendedora, amante del teatro (sobre todo infantil) y de los buenos planes (en familia, en pareja, entre amigos, en solitario...). Un día, después de un montón de casualidades, decidí lanzarme a la aventura de poner en marcha mi propio proyecto profesional: Mamá tiene un Plan. Hoy, tengo tres peques y muchas ilusiones, a los que dedico todo mi tiempo y energía. En el viaje me acompaña un hombre maravilloso (al que dedico menos tiempo del que me gustaría y quiero con locura) y una gran familia a la que adoro que hace posible que todo lo demás siga girando. @Diana_M_N

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