Los campamentos en la naturaleza son una bombona de oxígeno, ¿no os parece? La garantía de que los niños estarán, por fin, en un entorno relajado, sin el estrés que soportan durante todo el curso, con mucho horizonte al que mirar (¡bendito horizonte!) y poniendo en práctica, por fin, una forma diferente de aprender: a través, también, del tacto. Personalmente creo que los campamentos de verano en la naturaleza son una especie de seguro para la cordura. Pero es una opinión personal, ojo.
Que los niños aprendan sobre la importancia de respetar el medio ambiente pasa, sin duda, porque que lo disfruten. Por eso, os damos 20 ideas de cosas que los peques descubrirán, todas en unos pocos días, en un campamento en plena naturaleza como el de Granja Escuela El Álamo.
- Ver la puesta de sol.
- Oir cantar a los gallos al amanecer.
- Peinar a los burritos.
- Escuchar el sonido de una fuente cuando el agua cae. Y no oír nada más.
- Descubrir qué es eso de trillar (nos alegra si de repente traemos recuerdos de tu infancia y tus abuelos a tu mente. Si es así, eres un afortunad@)
- Escuchar el sonido de las hojas de los árboles acariciándose tranquilas.
- Coger aceitunas del suelo u otros frutos recién caídos de los árboles.
- Dar de comer a las ovejas.
- Mirar al horizonte y sentir que la vista no llega al final.
- Sentir que no eres nadie sin una cesta de mimbre en la que guardar tus tesoros.
- Oler la lluvia antes incluso de que caiga una gota sobre ti.
- Descubrir un cielo infinito.
- Oír el cantar de los grillos y darte cuenta de que pasas junto a uno cuando dejas de oírlo.
- Aprender haciendo, tocando, manipulando y no solo viendo y escuchando lo que nos cuentan.
- Descubrir más colores de los que encontrarás jamás en la caja de pinturas más completa del mundo.
- Sentir que la música viene precisamente de ahí, de la naturaleza, y que los instrumentos son meros imitadores. Geniales y maravillosos, es verdad.
- Sentir ese fresquito del atardecer aunque el sol nos acaricie la piel.
- Huir de un mosquito nocturno alertado por su zumbido.
- Hacer de la bicicleta tu medio de transporte perfecto porque, de repente, por aquí sí puedes llevarla por todas partes.
- Comer fruta que acabas de coger y sentir que se trata de una gominola.
Para hacer que todo esto tenga sentido y que los niños no se pierdan ninguna de estas experiencias, Granja Escuela El Álamo organiza unos campamentos en los que los niños aprenderán inglés y podrán acercarse a la cetrería, la equitación, técnicas de acampada y orientación, etc.
Entre los talleres, las propuestas son de lo más variadas, siempre con un toque artesano y sin olvidar la parte educativa: elaboración de productos de cosmética natural, elaboración de queso, talleres de reciclaje, experiencia «del huevo a la gallina» (ya imagináis de qué se trata, ¿verdad?), la senda ecológica para conocer distintos ecosistemas de la zona, trabajar el huerto y descubrir la colmena.
Los campamentos no son la única vía que tiene Granja escuela El Álamo de poner al alcance de los niños estos conocimientos, aunque sí son una de las más completas, sino que también organizan cumpleaños y días en familia durante todo el año, especialmente los fines de semana. Unas instalaciones geniales y muy agradables donde ver la puesta de sol formará parte de la rutina. ¿Os imagináis?