La puerta giratoria de Museo Chicote, en la Gran Vía madrileña funciona como la máquina del tiempo DeLorean de Regreso al pasado. Atravesarla es sumergirte directamente en la época de los espías nazis, de los grandes artistas de la generación del 27, de las brillantes estrellas de Hollywood y sus rodajes en la capital, de los importantes premios Nobel… Por Chicote ha pasado lo más granado de la política y la cultura nacional e internacional desde su fundación en 1931, y eso es algo que se respira cuando entras en el local. Un planazo imprescindible para adultos en Madrid es cenar en Museo Chicote y tomar uno de sus míticos cócteles. Su carta, recientemente renovada, os encantará. Os contamos todos los detalles porque recuerda: ‘si no has estado en Chicote, no conoces Madrid’.

En Museo Chicote podrás tomarte un cóctel en el lugar favorito de Ava Gardner.
En la Gran Vía de Madrid se encuentra uno de esos lugares que se ha ganado el título de patrimonio de la capital y, por ello, se encuentra en las guías turísticas de la ciudad: Museo Chicote. La mítica coctelería fue fundada en 1931 y hoy en día conserva la esencia del mobiliario y su famosa puerta giratoria. Podrás tomarte un cóctel sentada en el lugar favorito de Ava Gardner, desde donde vigilaba la puerta inmersa en su romance con Luis Miguel Dominguín, por si su marido, Frank Sinatra, se presentaba allí. Que, de hecho, lo hizo y fue todo un escándalo en la época. Perico Chicote fue quien presentó a los amantes.

Actualmente unas cuantas botellas de la antigua colección de Perico Chicote se exponen en el local.
Y es que ‘lo que pasa en Chicote, se queda en Chicote’. Esto era una realidad en la época de las grandes estrellas de Hollywood quienes amaban visitar el local cuando paraban por Madrid y asistir a sus exclusivas fiestas. Perico tenía un lugar reservado a unas pocas y privilegiadas personalidades, en los bajos del local: el famoso Museo Chicote. Allí el dueño de la coctelería guardaba un preciado tesoro: una colección de más de 20.000 botellas de todo el mundo de los licores más extraños que uno pueda imaginar. De esta colección actualmente se conservan solo unas cuantas botellas, expuestas en la zona de restaurante, entre las que destaca la firmada por Dalí.

En este rincón de Museo Chicote, Pedro Almodóvar rodó una secuencia de Los abrazos rotos.
Ernest Hemingway escribió sus Crónicas de la Guerra Civil en Chicote. Gregory Peck rompió, por accidente, una botella de un licor indígena de la colección de Perico y estuvo años buscándola para reponerla. Pedro Almodóvar rodó una de las escenas de Los abrazos rotos en Museo Chicote. Rita Hayworth estuvo en la coctelería mientras rodaba, junto con John Wayne y Claudia Cardinale en Madrid, El fabuloso mundo del circo. Chicote regaló solo una botella de su colección en su vida y fue a Alexander Fleming, inventor de la penicilina y Fleming llevó al local a 12 premios Nobel, una foto que se puede ver en la barra del local. Dalí, Lorca y Buñuel acudían a Chicote cuando eran compañeros de residencia y el cineasta calificó este lugar como ‘la Capilla Sixtina del Martini’. Todo el mundo pasaba por Chicote. Prueba de ello son las fotografías que ilustran cada rincón del emblemático bar.
Cenar en Museo Chicote
Además de tomarte un cóctel, un planazo obligatorio para disfrutar de Madrid es cenar en Museo Chicote. La zona de restaurante se encuentra a la entrada del local y es muy agradable, con las paredes de madera pintadas en azul Cobalto y los bancos tapizados en rojo, como los cortinones que regalan unas vistas fabulosas de la señorial Gran Vía.

En la carta encontrarás una variada oferta de entrantes, carnes, pescados y postres.
En la carta encontrarás una variada oferta de entrantes, carnes y pescados, además de suculentos postres. El Menú Entrecote de París está genial de precio y es muy recomendable ya que incluye una de las especialidades de la casa: el magnífico entrecote fileteado con salsa bistrot de París con patatas fritas y, como primero, una ensalada César.

Las croquetas de jamón ibérico de Museo Chicote son una delicia.
Nosotras optamos por unos entrantes para compartir que son más que recomendables: las croquetas de jamón ibérico, con salsa Mayo Chipotle aparte, súper cremosas y deliciosas y el carpaccio de gambón rojo trufado, nuez de macadamia y huevas Tobiko, fresco y riquísimo. Como principal, además del entrecote, optamos por el lomo de rape negro a la plancha y langostinos a la bilbaína con patata dorada. Todo sensacional, en su punto y con una materia prima de primera.

Torrijas brioche con helado de violetas, un postre delicioso que no os podéis perder.
Al igual que los cócteles, los postres son obligatorios en Museo Chicote, todos caseros y fantásticos. Nosotras, muy madrileñitas, optamos por la torrija brioche con helado de violetas y también por la tarta de queso al horno, súper cremosa. Ambos postres serían capaces de hacer saltar las lágrimas de la persona menos golosa. Así de buenos están.

Barra de Museo Chicote con toda su historia a través de fotografías.
Si sois más de planes diurnos, no os podéis perder el espléndido brunch de Museo Chicote, con una variadísima torre de dulces y salados, plato principal, zumo natural, café o infusión y, por supuesto, un cóctel.
Así que, ya sabéis, si pasáis por la Gran Vía de Madrid y queréis cenar bien y recrear vuestra vista aún mejor, haced como reza la letra del famoso chotis y regalaros “en Chicote un agasajo postinero”. Un planazo muy madrileño del que tenéis que disfrutar.