Mamma Mía: la boda y el musical de la temporada están en Gran Vía

Hay películas y música que comparto con mis niñas porque nos encantan a las tres. Este es el caso de “Mamma Mía” y de las canciones de ABBA, con las que disfrutamos muchísimo en casa y nunca jamás nos cansamos de ver y escuchar. Por eso teníamos tantísimas ganas de ir a ver el musical de “Mamma Mía” al Teatro Rialto. Y este viernes hemos cumplido un sueño. Disfrutar en familia de un musical del que llevábamos altísimas expectativas y, aún así, el espectáculo las ha superado.

Nada más entrar en el Teatro Rialto te trasladas automáticamente del centro de Madrid, a las Islas Griegas. Chiringuitos de madera pintados de blanco y azul añil, barcas de pescadores, buganvillas por doquier… El ambiente Mediterráneo te envuelve y te traslada a la escena antes de entrar al patio de butacas. ¿Y qué hicimos? ¡Pues eso! ¡Dejarnos envolver por la costa idílica mediterránea y tomarnos un mojito, que nos supo a gloria y las niñas, unas chuches y un granizado! Además de hacernos alguna que otra foto en el Photocall, claro.

Al entrar al patio de butacas del Rialto, la escenografía del principio es sobria y camufla una sorpresa detrás que os dejará estupefactos. Solo se puede adivinar algo por las redes de pescar y las barquitas de madera que cuelgan enfiladas en la parte alta del escenario. Las notas musicales empiezan a sonar y ya adivinamos los temas principales de la banda sonora, tocados por una banda ubicada en el palco lateral. Mis hijas cantan, emocionadas, cada tema, identificándolos desde el primer acorde. ¡Están emocionadas!

Comienza la escena con Sophie en el escenario echando las cartas para sus padres al buzón. De repente, se abre la escenografía y aparece el idílico hotel de Donna. Con sus habitaciones encaladas en color blanco, los azulones marcos de las ventanas, las buganvillas enredándose por las paredes. Mis niñas exclaman al unísono: ¡Walaaaaa! A partir de este momento, es impresionante el cambio de escenografía, del exterior del hotel, al interior de las habitaciones o a la idílica playa, donde se desarrollan las escenas principales de nuestro musical preferido. Desde luego, Ricardo Sánchez-Cuerda ha realizado un trabajo de diez.

Los temas musicales son adaptaciones al español, pero son tan conocidas, que el musical no pierde un ápice de su esencia -no soy muy amiga de traducir temas musicales míticos-. Pudimos escuchar todos y cada uno de los temas de “Mamma Mía” en directo, interpretados magistralmente por las voces de los protagonistas, con una calidad vocal insuperable. Muchas veces, se hacía difícil no empezar a cantarlos con ellos. La calidad interpretativa de los actores, también de diez. Verónica Ronda es Donna en persona, con su dulzura y su halo bohemio; Mariola Peña es Tanya, con toda su pijería y descaro y está magnífica en la interpretación “¿Sabe tu mamá dónde estás?” (“Does your mother know?”), junto al macizo Pepper, al que da vida Fran Moreno.

Rosie está interpretada por Inés León y rezuma todo el humor de su personaje. Nos arrancó varias carcajadas en escena y llevó a cabo impresionantemente el mítico “¿Te has fijado en mí?” (“Take a chance on me”) junto a Bill (Lluis Canet); por cierto, que Sam, Harry y Bill están genial caracterizados (Jaime Zatarain y Ángel Saavedra). Jaime Zatarain hasta se da cierto aire a Pierce Brosnan, aunque su talento no es solo físico, por supuesto. Su interpretación de Sam es impoluta y su voz, impresionante. Prueba de ello es el tema “SOS”. Y no puedo dejar de mencionar uno de mis preferidos “Va todo al ganador” (“The winner takes it all”), que Verónica Ronda borda. Gina Gonfaus encarna a Sophie y cuenta con una voz tan dulce y bonita que encandila y Sky es interpretado por Jan Buxaderas y también clava su papel.

Otra mención especial merecen las coreografías, que son fantásticas, obra de Iker Karrera y el vestuario tan perfecto, obra de Gabriela Salaverri.

Todos estos ingredientes tan perfectamente pulidos y trabajados hicieron que nos afloraran todo tipo de emociones: pasábamos de la risa, al llanto, de la euforia a la tristeza con las canciones… Una de las tres veces en las que se me saltaron las lágrimas fue en la escena en la que Donna ayuda a prepararse a Sophie para su boda, mientras interpretan ese tema tan precioso: “Siento que se aleja” (“Slipping through my fingers”). Es un sentimiento que vivimos todas las madres cuando vemos a nuestras pequeñas crecer y el tiempo ha pasado tan deprisa.

Por supuesto, no falta el final apoteósico. Ese ¡¿queréis más?! Hacia el público. Para que comience a sonar la mítica “Waterloo”. Lo dicho ¡perdérosla sería un error! Entradas a la venta en www.mammamiaelmusical.es.

Sobre María Cerrato

Periodista y mamá a tiempo completo. Amante y adicta a la cultura en sus múltiples variedades: literatura, teatro, arte, cine… Una adicción que ahora también comparto con mis niñas, Carmen y Pilar, que son mi vida y a quienes siempre he intentado contagiar este amor incondicional por la cultura. Ellas son mis actuales compañeras de escapadas teatrales, lecturas de cuentos, películas animadas… Todas estas escapadas ahora puedo compartirlas con otras mamás a través del blog de este fantástico medio de comunicación que es Mamá Tiene un Plan, con el que tengo el orgullo de colaborar.

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