Viajar al pasado en el Tren de Felipe II

Viajar en el Tren de Felipe II es hacer un viaje al pasado. Transportarte a una época diferente, sumergirte en la corte Real, realizar una travesía en un tren con tu propio compartimento… Si no fuera porque miras a tu alrededor y el resto de viajeros viste ropas actuales, casi podrías pensar que realmente te encuentras en otro siglo.

El tren es una joya en sí mismo, que data de principios del siglo pasado y está totalmente restaurado. La parada inicial está en la estación de Príncipe Pío y, cuando llegas a la estación y ves esa máquina verde, tan imponente, de coleccionismo en marcha, te causa sensación. Además, te reciben personajes de la corte de Felipe II, que te dan la bienvenida a bordo y ¡el mismo rey, en persona!

Una vez ubicados en nuestro compartimento, una joya preciosa que mi pequeña estuvo analizando de cabo a rabo -ventanas, mesa, sillones, puerta corredera para mayor intimidad, compartimentos de red, cortinas, interruptores…-, el tren partió camino a San Lorenzo de El Escorial, ciudad patrimonio. El recorrido transcurre a lo largo de bellos paisajes de la Sierra de Guadarrama y pasando por localidades del norte de Madrid.

Pequeños y mayores vivimos un espectáculo precioso durante todo el recorrido, a bordo de esta joya. Además, en un momento del trayecto, el revisor pasó repartiendo caramelos a los peques; en otra, repartiendo cuentos y pinturas de Alsa y sus trenes para que pintasen durante el recorrido y también, por supuesto, pasó a saludarnos el rey Felipe II en persona. ¡Todo un privilegio para nosotros!

(Hago inciso para comentar que hubo momento jocoso, por parte de las peques, con el revisor porque les recordaba al personaje de Flo en la peli “A todo tren”, jaajajjajajaja).

Una vez en El Escorial, en función del pack escogido, la organización te deriva a un lugar o a otro para hacer los grupos. Nosotros elegimos el pack Imperial, con el que puedes realizar una visita guiada por el municipio y otra por el Monasterio, pero también existe el pack Leyendas, con el que realizas una panorámica de El Escorial, además de una visita guiada y teatralizada por los jardines de la Casita del Infante y los del Monasterio. Nosotros hicimos hace algunos años, la segunda opción y, para ir con niños más pequeñitos nos encantó ya que los personajes de la corte que te hacen la visita, van introduciendo juegos para los niños y ellos se lo pasan genial.

Nosotros, que tenemos a las niñas ya más grandecitas, realizamos la visita guiada al imponente Monasterio y al municipio. Cuando llegas, la guía reparte unos audioguías y comienza la visita a pie por el municipio, que no es ni larga, ni tediosa, con lo que los niños no se cansan. Es muy interesante descubrir algunas de las primeras construcciones palaciegas de San Lorenzo de El Escorial y su función para la corte y también, la historia del desarrollo del municipio. A nosotros nos resultó muy interesante y a las peques también.

Después, comenzó la visita al Monasterio, impresionante en sí mismo y que la guía hizo más interesante aún. Te dividen en grupos más pequeños para realizar los recorridos guiados, con lo que la actividad se hace muy personalizada y amena. Nosotros estuvimos en domingo, por lo que, en la Basílica, se oficiaban misas cada hora. Por ello, nuestra guía nos comentó que, a la finalización de la visita, a las dos de medio día, terminaban las misas y podríamos visitarla si lo deseábamos. Lo mismo sucede con la majestuosa Biblioteca, con un acceso a parte, que no entra en el recorrido guiado, pero sí con los billetes del tren y que no os podéis perder por su gran belleza.

La visita comenzó por uno de los claustros, donde pudimos apreciar la imponente escalera con el techo de la Gloria, pintado por Luca Giordano. La explicación absorbió hasta a mi pequeña Pilaruca, que atendía a lo que iba escuchando por el pinganillo, siguiendo con la mirada las indicaciones de la guía con carilla interesante. La visita continuó por el interior del Monasterio, las estancias del palacio de Felipe II y hasta la cripta de los infantes y de los reyes. A las niñas les fascinaron las dependencias en las que vivía el rey y su familia.

Pilar comentó que la camita del rey le parecía muy pequeña, a lo que la guía le contestó que él era bajito, solo medía un metro con sesenta centímetros. Como imaginaréis, también les alucinó la cajita de terciopelo donde su majestad hacía sus reales deposiciones y el artilugio con el que calentaban las sábanas. Todo esto lo observaban, ojipláticas, siguiendo las explicaciones de la guía.

La cripta de los infantes y la de los reyes fue otra de las cosas que les llamó poderosamente la atención. Ellas me preguntaban constantemente en voz baja: “pero mami, ¿están de verdad aquí enterrados?” Las tumbas pequeñas de los infantes que murieron más jóvenes les causaron mucha sensación y nuestra guía les explicó que antes había muchos menos avances en medicina y muchos niños morían jóvenes, a diferencia de la actualidad.

Después de la visita, los organizadores nos detallaron una hora a la que debíamos estar en la estación de autobuses -desde la estación del tren, te suben y te bajan en bus, un recorrido de cinco minutos, que también se puede realizar a pie- y otra hora, si preferíamos bajar dando un paseo a la estación de tren. Nosotros nos marchamos a comer en una terraza con las peques.

Hay múltiples y deliciosas opciones de gastronomía en El Escorial, con lo que no tendréis problema para comer, aunque no tengáis reserva. Después de comer tranquilamente, con unas fantásticas vistas al Monasterio, nos encaminamos a ver la Biblioteca, la Basílica y los jardines del Monasterio, que no os podéis perder, con su lago y sus setos perfectamente podados en forma de laberintos. Después, nos marchamos a la estación de autobuses para volver a subir en la joya de tren, que nos volvió a trasladar a Príncipe Pío o… al siglo XXI.

Si queréis realizar este viaje al pasado, no dudéis en reservarlo ya mismo porque estos fines de semana del mes de junio son los últimos antes del parón estival. Tenéis toda la información en la web www.trendefelipeii.com.

Sobre María Cerrato

Periodista y mamá a tiempo completo. Amante y adicta a la cultura en sus múltiples variedades: literatura, teatro, arte, cine… Una adicción que ahora también comparto con mis niñas, Carmen y Pilar, que son mi vida y a quienes siempre he intentado contagiar este amor incondicional por la cultura. Ellas son mis actuales compañeras de escapadas teatrales, lecturas de cuentos, películas animadas… Todas estas escapadas ahora puedo compartirlas con otras mamás a través del blog de este fantástico medio de comunicación que es Mamá Tiene un Plan, con el que tengo el orgullo de colaborar.

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