“Monólogos de la vagina” una obra para reír y reflexionar

Vamos a hablar claro, que una ya no tiene edad para medias tintas. ¡Qué falta hace que las mujeres salgamos a desinhibirnos! Por salud mental. Y nada de culpabilidades, ni de sentirnos malas madres. Esas salidas de ocio con amigas e incluso con tu madre, ¡sientan genial! Precisamente el otro día quise salir con mi mami por ahí, las dos solas, a celebrar la vida. Así, sin más. Ella me dijo: busca una obra de teatro chula, que nos echemos unas buenas risas. Y eso hice.

Hacía tiempo que había leído en prensa que se acababa de estrenar en el Teatro Nuevo Alcalá la obra “Monólogos de la vagina” y dije: “oye, el nombre ya apunta maneras”. Pero cuando “bicheé” algo más en Internet y leí que era una obra antológica, que se había traducido a más de 45 idiomas y había sido llevada al escenario en 120 países, que había cosechado grandes éxitos en Nueva York durante varias temporadas, donde se estrenó hace ya 24 años, me dije: “esta obra está hecha para nosotras”. Y ¡vaya si acertamos!

Olga Hueso

Cuando aparece en escena Olga Hueso y empieza a hablar de “esa gran desconocida, la vagina” lo hace en clave de humor. Cuenta su experiencia desde que era joven y le daba miedo explorar sus partes más íntimas hasta la etapa más adulta en la que se sentía cohibida de pronunciar ese nombre: “vagina”. Pero nos cuenta que ahora ya no… Que para ella cualquier momento es bueno para pronunciar ese nombre. Os podéis imaginar las risas ininterrumpidas de ese monólogo que se marca Olga, hablando de su zona más íntima. Todo el respetable se tronchaba, literalmente, de risa. Más aún cuando dijo que era normal que las mujeres nos sintiéramos mal pronunciando el nombre de la vagina, ya que sonaba duro, muy gutural. “Seguro que lo inventó un hombre”, añadió. Risas, una vez más, entre el respetable y más aún en primera fila, donde tres hombres están sentados con sus mujeres. De hecho, a los hombres del respetable hacen alusiones constantes las protagonistas de la obra. Sí, sí. He dicho bien, protagonistas, en plural. Ahora os explico. También hacen alusión y partícipes de muchos mensajes, a las mujeres asistentes. Y es que esta obra se representa en el Teatro Nuevo Alcalá, pero no en la sala grande, sino en la otra del Teatro que está en la parte de abajo, la Sala 2. Mucho más íntima. Me encanta este nuevo concepto que han llevado a cabo varios teatros, de tener dos salas.

Como iba diciendo, es impresionante la capacidad de Olga Hueso para hacernos reír y, a la vez, reflexionar, a cada comentario, a cada palabra. Me parece fundamental esa conexión tan íntima que establece con el público en su monólogo, ya que, aunque está ella sola en escena, la actuación se convierte en un diálogo que ella, con toda naturalidad, establece con los espectadores, como si estos fueran su amiga de siempre.

Rocío Madrid

El descoloque total del monólogo llega cuando Rocío Madrid “aparece” en escena, literalmente hablado, pues sale de debajo de una sábana, tras media hora de espectáculo. Ataviada con un mono de terciopelo rojizo y botines de purpurina, entra en escena y se lleva al público de calle. Llena en escenario desde el primer momento con esa energía y desparpajo que le caracteriza. Ella interpreta, atención, a la vagina de Olga. Sí, sí, ¡como lo estáis leyendo! Y empieza recriminándole que cuente mentiras sobre su vida o medias verdades. También le recrimina que le llame “vagina”. Le dice que, por favor, la presente por su nombre artístico, a lo que Olga sentencia, con voz de presentadora: “señoras y señores, con todos ustedes: ¡mi coño!”. Si la obra era un desternille con Olga en escena, la aparición de Rocío fue pura frescura. No paramos de reír en toda la obra. Son geniales las reflexiones y chistes que hace, desde el punto de vista de una vagina. Que si las maltratamos con los tampones y con las revisiones ginecológicas. Que si no les tratamos con cariño con el rasure… ¡Ay! Qué momentos tan buenos nos hizo pasar y qué risas.

Albanta San Román

Después de un rato en escena de las dos intérpretes, aparece una tercera, Albanta San Román, que resulta ser Olga cuando era joven y nos narra toda su experiencia, sus miedos como mujer, siempre haciendo referencia a su vagina, claro, el tema protagonista de la obra. ¡Es increíble lo que da de sí! Porque, realmente, no es una obra que hable de las relaciones entre los hombres y las mujeres, sino de la relación de las mujeres con su propio cuerpo, algo muy innovador y diferente. Lo cierto es que Albanta, una chica muy joven, también llena el escenario, en su propio registro. Es increíble cómo introduce al espectador en la inexperiencia de la niña y de la adolescente que era Olga.

La obra invita a la reflexión

Pero no os vayáis a pensar que en esta obra todo son risas. Hay un lugar muy importante para la reflexión, algo que nos encantó. A lo largo de toda la obra, por la cabeza del espectador pasan muchas preguntas y planteamientos. Pero es al final de la obra cuando sucede el momento que más nos llegó. El que nos tocó el corazón. Cada actriz realiza un alegato de los temas que más nos preocupan a las mujeres en la actualidad: el dominio del patriarcado, las violaciones, las vejaciones… No solo a las mujeres de nuestro país, sino a las de todo el mundo. Me pareció una interpretación de diez de las tres actrices. Un momento muy necesario en una obra que trata sobre la mujer. La cultura está para visibilizar, para sensibilizar, para reivindicar. ¡Fue emocionante!

No puedo dejar de hacer una especial mención a la escenografía. Me pareció deliciosamente sencilla y apropiada. Sobre el escenario aparecen una serie de elementos, que no vemos porque están tapados por paños rojos. Poco a poco, conforme avanza la obra, estos elementos se van descubriendo. Me pareció un paralelismo con la vida, con el avance del conocimiento de la mujer desde la etapa de niña a la de adulta. Cómo va descubriendo cada momento crucial de su existencia. Pero, al mismo tiempo, estos elementos son parte importante en la representación y se comportan como atrezo y mobiliario de escena. Es una combinación fantástica entre simbología y realidad.

Solo nos queda deciros que “Monólogos de la vagina” está en cartel todos los jueves y viernes, a las 20.30 horas. Los sábados, en doble función, a las 17.30 y a las 20.00 horas. Y los domingos, a las 18.30 horas. Toda la información en www.somproduce.com.  Venta de entradas: www.butacadeoro.com, www.entradas.com y www.elcorteingles.es.

Sobre María Cerrato

Periodista y mamá a tiempo completo. Amante y adicta a la cultura en sus múltiples variedades: literatura, teatro, arte, cine… Una adicción que ahora también comparto con mis niñas, Carmen y Pilar, que son mi vida y a quienes siempre he intentado contagiar este amor incondicional por la cultura. Ellas son mis actuales compañeras de escapadas teatrales, lecturas de cuentos, películas animadas… Todas estas escapadas ahora puedo compartirlas con otras mamás a través del blog de este fantástico medio de comunicación que es Mamá Tiene un Plan, con el que tengo el orgullo de colaborar.

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