El Ancla del Lago: comer genial, en plena naturaleza, en familia y en el centro de Madrid

Este fin de semana hemos ido a comer al restaurante preferido de las niñas en el centro de Madrid: “El Ancla del Lago”. Se trata de un lugar mágico, en el que, aunque estás en el centro de la capital, te encuentras rodeado de bosque, con un lago, con patos, aves y peces de toda clase.

Por supuesto, se trata del lago de la Casa de Campo, un lugar en el que podréis deleitaros con una fantástica vista de un lago enorme con una postal del centro de Madrid de fondo: La Almudena, el Palacio Real, el edificio Plaza de España y San Francisco son las cúpulas que presiden la vista tras los pinares y chopos, detrás de la gran masa de agua. Pues justo en la ribera de este gran lago se encuentra el restaurante El Ancla del Lago, ideal para ir con amigos, familia, pareja… ¡como queráis!

Una amplia terraza antecede al restaurante con salón acristalado -ideal para ventilación- y que, como cuenta con este acristalamiento abatible, mantiene las vistas en los días más fríos o lluviosos. Precisamente lo que nos sucedió a nosotros el domingo, que la mañana se presentó con lluvia y no pudimos disfrutar de la terraza. Pero nos fascinó el salón interior. Súper acogedor, muy bien decorado, muy agradable y como una cabaña metida en mitad del bosque con esas vistas al verdor del arbolado y al gran lago.

 

Pero no os creáis que nuestro enamoramiento por este lugar se ciñe solo al entorno. ¡No! La comida es fabulosa. Una materia prima de primerísima calidad, unos productos frescos y cocinados de manera tradicional y exquisita con una presentación de diez hacen que, cada vez que vamos allí, cada nuevo plato que probamos nos guste más que el anterior. De hecho, solemos repetir algunos “fijos”, ya que las peques son muy fans de las croquetas y la carne de allí, además de las tartas, caseras, por supuesto. La especialidad del lugar: las carnes a la piedra y los arroces.

Carta de otoño con producto de temporada

En esta ocasión, nosotros nos decantamos por un producto más otoñal, aunque la carta de otoño, a base de productos de temporada la están ultimando: ensaladas con granada, cremas de calabaza, setas, productos aderezados con salsa de castaña… son algunos de los manjares de la nueva carta otoñal que Luis, uno de los propietarios, nos adelantó que pondrían en marcha la semana próxima. Así que el próximo fin de semana, seguro que, si os acercáis, ya la tendrán disponible.

Como os comentaba, pedimos para empezar unos entrantes al centro: chipirones encebollados -una de las especialidades del local-, que estaban deliciosos; huevos con una cama de patata y jamón, con una calidad excepcional, se nota que el producto es de primera calidad a la legua;

lacón a la gallega, con su pimentón, también delicioso y, por supuesto, no pueden faltar sus croquetas cuadradas, que son una maravilla y las niñas devoran, literalmente hablando. Como digo, todo cocinado con un mimo y un esmero que se nota en el resultado final. En el aperitivo, nos sacaron un paté casero de gambas y piquillo, con una salsa dulce, que estaba para mojar pan. De hecho, ¡lo hicimos!

De segundos probamos el solomillo, que se deshacía en la boca de lo tierno que estaba, cocinado a las brasas; el lenguado, cocinado también a la brasa, que estaba espectacular de sabor.

No le hacía falta, al igual que al anterior plato, ninguna salsa, porque añadírsela sería estropear el sabor de un producto tan fresco y bueno. También comimos un pulpo sensacional, grande, estupendamente cocinado y con un sabor exquisito y calamares a la romana. Y para terminar ya no podíamos más, pero no podíamos dejar a mi pequeñina sin su postre preferido del lugar: la tarta casera de chocolate. Cuando llegó el plato, se tiró en plancha. Y es que la probó en otra ocasión y le encanta.

Nosotros optamos por la tarta de queso, que, como debe ser, no sabe a azúcares, ni a bizcocho, ni a harinas, sino a queso de verdad. ¡Está riquísima!

El Ancla del Lago es la caña… de cerveza

Y si aún no estáis convencidos de que comer en El Ancla del Lago con vuestros peques es un planazo, tenéis que saber que durante el mes de octubre celebran el mes de la cerveza, una iniciativa con el título de “El Ancla del Lago es la caña” y os invitarán a la primera, acompañada por una tapa de jamón con tomate. ¿No es genial?

Otro aliciente del lugar es la facilidad para aparcar, que yendo con peques es algo que se agradece muchísimo, poder aparcar casi en la puerta del local. Por supuesto, también podéis optar por la estación de Metro del Lago que está al lado. Y el último aliciente -si no os convencemos ya de comer en este lugar en familia, no os vamos a convencer de nada- es la posibilidad de que los peques corran y jueguen en un entorno tan maravilloso. Las nuestras, durante la comida se suelen guardar una barrita de pan y comparten una para las dos, para después de comer ir a echar trocitos a los patos, patitos y toda la diversidad de aves del entorno. Como después de comer escampó y el día abrió bastante, aprovechamos para disfrutar de las vistas y echar de comer a los patos en familia.

El Ancla del Lago está en la Casa de Campo, en el paseo de María Teresa, número 2. El teléfono de reservas es el 913 54 36 07.

Sobre María Cerrato

Periodista y mamá a tiempo completo. Amante y adicta a la cultura en sus múltiples variedades: literatura, teatro, arte, cine… Una adicción que ahora también comparto con mis niñas, Carmen y Pilar, que son mi vida y a quienes siempre he intentado contagiar este amor incondicional por la cultura. Ellas son mis actuales compañeras de escapadas teatrales, lecturas de cuentos, películas animadas… Todas estas escapadas ahora puedo compartirlas con otras mamás a través del blog de este fantástico medio de comunicación que es Mamá Tiene un Plan, con el que tengo el orgullo de colaborar.

2 comentarios en “El Ancla del Lago: comer genial, en plena naturaleza, en familia y en el centro de Madrid

  1. Gracias por la recomendación. Hace poco que nos hemos mudado a Madrid y aún no conocemos muchos sitios a los que ir.
    Fuimos este fin de semana y lo pasamos todos como los indios.
    Gracias de nuevo.

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