Archivo por meses: marzo 2017

¿Hartos de llevar a los niños a extraescolares? ¡Que os lleven a vosotros!

¿Hartos de llevar a los niños a mil clases extraescolares y no tener un ratito para vosotros? ¿Qué pasaría si, al menos un día a la semana, fuera el niño quien os llevara a vosotros a vuestra clase y pudierais por fin retomar el inglés o dedicar una horita al gimnasio, por ejemplo? Escribo este post para lanzar un llamamiento a los organizadores de actividades para niños, extraescolares incluídas o, mejor dicho, especialmente extraescolares para que se animen a ofrecer propuestas para padres e hijos. He dicho. Continue reading

Celebrando el Día del Padre en el Parque de Atracciones

Es curioso cómo funciona la memoria a largo plazo. Los recuerdos de mi niñez que más nítidos permanecen en mi cabeza son los de los momentos más felices. Y entre ellos están mis visitas al Parque de Atracciones con la familia y los amigos. Tengo perfectamente grabadas en mi memoria ciertas atracciones, como el barco de los obstáculos, la montaña rusa Siete Picos, el trenecito fantasma o la atracción de los espejos que te deformaban en cuerpo, incluso la ubicación de cada una, las emociones que me hacían sentir y lo que me divertían. También tengo grabados el miedo al pasar por delante de la Mansión del Terror, en la que a mi padre le encantaba entrar (actual Walking Dead Experience); el olor de los filetes empanados de mi madre que comíamos en el merendero y los conciertos de los que disfrutábamos en el auditorio por las noches. Creo que por eso, por muchos parques temáticos que haya en la actualidad, mi favorito siempre será el Parque de Atracciones de Madrid. Continue reading

¿Cómo dejar de ser una madre chillona?

Lo confieso: soy una de esas madres que gritan con frecuencia. Raro es el día que no levanto la voz  a aquellos con los que convivo, especialmente a mis hijos, con quienes más tiempo paso. Vamos, que son unos afortunados, les doy lo mejor de mí (modo ironía on). No estoy orgullosa, pero ocurre y me cuesta mucho, mucho, mucho evitarlo. Parece ser que es un comportamiento normal incluso entre los animales, pero eso no me consuela… De hecho es la faceta que menos me gusta de mí como madre. En fin, confesado queda.

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