Segismundo, el príncipe prisionero

Esta mañana hemos ido a ver una obra que despertaba mi curiosidad de manera especial: Segismundo, el príncipe prisionero, una versión adaptada para niños de La vida es sueño, de Calderón de la Barca.

Para nuestra sorpresa, la obra no sólo ha contado con una fantástica adaptación de la puesta en escena, sino también del lenguaje y, aunque indicada para niños a partir de 5 años, ha cumplido con creces su objetivo: conquistar a niños incluso menores de esa edad.

Es cierto que, en este caso, La vida es sueño ha variado su final; no es momento, la infancia, para deleitarse en finales tristes, así que, con algo de licencia por parte de Diana Cristóbal, a cargo de la adaptación del texto, Segismundo ha acabado siendo un príncipe feliz y querido por su pueblo lejos de la torre en la que había estado recluído.

Nos llamaba la atención cómo los niños sentados entre el público han permanecido los 60 minutos de duración sin pestañear a pesar de que el escenario no ha contado con grandes cambios ni adornos, ni músicas ni colores que llamaran excesivamente la atención.

Cuatro actores en escena han bastado, con sus voces y sus movimientos (algunos lindando lo acrobático), para mantenerles a todos atentos y, también a los padres, disfrutando.

Segismundo, el príncipe prisionero

Y ahora que hemos visto esta obra dirigida por Dolores Garayalde y puesta en escena por La Pitbull Teatro, nos volvemos a preguntar si no es el verso la mejor forma de contar cuentos a los niños. Yo diría, aún más segura después de esta mañana, que lo es. Hace que no sea necesaria la música porque el propio diálogo ya la aporta.

Los padres sabemos lo importante que es la música para captar la atención de nuestros hijos y la musicalidad del verso es inigualable. Por eso resulta chocante que no haya más obras clásicas escritas en verso llevadas a escena para niños y nos deja claro que, cuando las hay, como  es el caso, hay que aprovecharlas.

Segismundo, el príncipe prisionero estará en cartel en la Sala Mirador, Centro de Nuevos Creadores, los próximos domingos 17 y 24 de noviembre a las 12h. Si quieres ver más detalles de esta actividad, pincha aquí.

Sobre el espacio, la Sala Mirador, os diré que cuenta con una magia especial. Exceptuando la bajada a la sala, a la que se accede bajando unos cuantos peldaños bastante empinados y la ausencia de cambiadores en unos baños bastante pequeños, es un lugar cómodo y acogedor para las familias.

En el caso de esta obra, pensada para mayores de 5 años, es un lugar ideal: Hay una especie de patio interior en el que se puede esperar el comienzo de la función tranquilamente mientras los niños juegan sin tráfico ni más peligro que algún tropezón (el empedrado es algo inestable). Los espacios son amplios y cómodos y la sala bastante grande. Podéis dejar abrigos, bolsas y demás, a modo de guardarropa, en la sala superior, donde hay varios espacios para sentaros y esperar el comienzo de la función. En esta zona de Madrid, que los locales sean amplios es todo un lujo y contar con unos cuentos metros cuadrados al aire libre, un sueño.

Resumiendo: hemos pasado una mañana estupenda. Nos guardamos un bonito recuerdo para sonreír en el futuro.

Gracias a La Pitbull Teatro y La Sala Mirador por apostar por esta atrevida oferta cultural para los peques. Imaginamos que no ha sido fácil sacarla adelante, pero ha merecido la pena. ¡Enhorabuena!

 

Sobre Diana

Soy periodista, emprendedora, amante del teatro (sobre todo infantil) y de los buenos planes (en familia, en pareja, entre amigos, en solitario...). Un día, después de un montón de casualidades, decidí lanzarme a la aventura de poner en marcha mi propio proyecto profesional: Mamá tiene un Plan. Hoy, tengo tres peques y muchas ilusiones, a los que dedico todo mi tiempo y energía. En el viaje me acompaña un hombre maravilloso (al que dedico menos tiempo del que me gustaría y quiero con locura) y una gran familia a la que adoro que hace posible que todo lo demás siga girando. @Diana_M_N

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