¿Conoces los molinos de Formentera? ¡Merecen una escapada!

Seguro que con sólo oir Formentera os dan ganas de empezar a preparar maletas, ¿me equivoco? Y si, además, os decimos que hay algo tenéis que ver seguro allí, no os queda más remedio que seguir leyendo. Queremos recomendaros sus MOLINOS. Sí, seis molinos al más puro estilo Don Quijote (¡y tan lejos de La Mancha) que son legado arquitectónico de los siglos XVIII y XIX. A estos seis, además, se les unirá pronto uno más que ha adquirido la Cooperativa del Campo para producir harina de xeixa y lograr su certificacion DOC, incrementando así la apuesta de la isla por la sostenibilidad. 

¿Sabíais que hace tres siglos Formentera era conocida como la ‘isla del trigo’? Y es que –a sus paradisíacas playas de aguas cristalinas, sus dos mágicos faros y su salvaje entorno que tanto atrapan al visitante– une media docena de molinos de viento perfectamente integrados en su paisaje. Ellos forman parte del patrimonio etnográfico de la menor de las Pitiusas y son fiel testimonio de la importancia que tuvo el trigo, convertido en harina, para obtener el pan. Un paseo por Formentera para descubrirlos y admirarlos es otra manera de inhalar la más pura esencia agrícola y rural de una isla respetuosa con el medio ambiente. Y visitar por dentro el único abierto al público –Molí Vell de La Mola– supone un emocional viaje al pasado.

No solo La Mancha castellana puede presumir de molinos de viento. Más allá de la España peninsular, en el archipiélago de las Baleares, una pequeña pero mágica isla también luce con orgullo seis de ellos. Porque, a su valor arquitectónico, unen la importancia que tuvieron en la historia viva de Formentera para la obtención de la harina, producto esencial en la elaboración del pan. Y para ello era imprescindible moler los granos de trigo. Primero, de forma casi minimalista, con los llamados ‘molinos de sangre’, traccionados por animales que daban vueltas alrededor de una muela.

Pero fue en el siglo XVIII cuando empezaron a construirse otros de mayores dimensiones y un complejo sistema interior basado en la fuerza del viento que movía sus aspas externas. De forma cilíndrica y techo cónico, estos molinos de vientoestaban divididos en tres plantas: la superior, con los engranajes; la central, donde se obtenía la harina; y planta baja, que era el almacén. Entre ese siglo y el posteriorllegaron a alzarse siete, de los queuno de ellos ya desapareció: el Molí d’en Simon, en Es Cap de Barbaria. Pero aun quedan seis…

En las proximidades de Sant Francesc, la capital insular, hay dos, los llamados ‘molinos de la Miranda’: el Molí d’en Mateu, cerca de la iglesia; y el Molí d’en Jeroni. Construidos ambos en el siglo XIX, dejaron de funcionar en los años 50 del siglo XX. Cerca de Sant Ferran pueden admirarse otros dos: el Molí d’en Teuet (1773), primero del que se tiene constancia documental, que dejó de moler en 1964; y el Molí de ses Roques (1797), sin funcionamiento desde 1936, que hoy día está integrado en una vivienda.

Los otros dos restantes están en la zona de la Mola. Uno es el Molí d’en Botigues, de finales del siglo XIX, que molió hasta mediados del siglo XX. Y el otro es el más bello y mejor conservado de la isla: el Molí Vell de la Mola. Ubicado a las afueras de El Pilar de la Mola, rumbo hacia el faro, es en único de los seis que puede visitarse –gratuitamente–en su interior (todos los días, excepto el domingo, de 10:00 a 13:00). Construido en 1778, está declarado Bien de Interés Culturaltras ser rehabilitado totalmente, incluído su mecanismo tradicional, por lo que puede admirarse su fabuloso engranaje.

Un séptimo molino, de gran importancia

A estos seis molinos de viento –ahora inactivos, puramente de interés patrimonial– se les unirá pronto un séptimo, recién adquirido por la Cooperativa del Campo –que lleva seis años reactivando el sector agrícola de la isla– y que se ubicará en el Polígono Industrial situado entre La Savina y Sant Francesc. Con él se pretende que el trigo –que aun sigue siendo cultivo esencial de la isla– sirva para convertir el grano local en ‘harina de xeixa’–fruto de un cultivo artesanal y milenario del trigo– y logre obtener la certificación DOC.

 

De este modo, podría pasar a formar parte de los productos de proximidad que ponen en valor la gastronomía de Formentera; una isla que apuesta por el respeto al medio ambiente y la sostenibilidad, enmarcadas culinariamente en el ‘slow food’. La ‘isla del trigo’ volverá así a revitalizarse.

Sobre Diana

Soy periodista, emprendedora, amante del teatro (sobre todo infantil) y de los buenos planes (en familia, en pareja, entre amigos, en solitario...). Un día, después de un montón de casualidades, decidí lanzarme a la aventura de poner en marcha mi propio proyecto profesional: Mamá tiene un Plan. Hoy, tengo tres peques y muchas ilusiones, a los que dedico todo mi tiempo y energía. En el viaje me acompaña un hombre maravilloso (al que dedico menos tiempo del que me gustaría y quiero con locura) y una gran familia a la que adoro que hace posible que todo lo demás siga girando. @Diana_M_N

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