Planet Reball, un lugar para descargar adrenalina en familia

¿Has pensado alguna vez en hacer algo diferente con tu familia? Algo que se salga del clásico cine, teatro o partido de fútbol. Algo que os haga disfrutar y pasar un buen rato. Entonces deberías seguir leyendo porque este post te encajará. El otro día acudimos en familia a Planet Reball a practicar paintball. Sí, sí en familia a practicar paintball. Es una de las experiencias diferentes más chulas y divertidas que hemos vivido hasta el momento.

En Planet Reball se practica un paintball que no es el de las bolas de pintura, sino la modalidad conocida como reball. Se trata de bolitas pequeñas que se disparan mediante marcadoras y que no manchan ni tampoco hacen daño, a pesar de que salen a una velocidad de 140 km/h. En la empresa ofertan dos tipos de marcadoras y de grosor de bola, nosotros, al ir con niños menores de 16 años, utilizamos las marcadoras que no son de aire comprimido y la bola más pequeña. Pero el hecho de que los niños puedan practicar esta modalidad de paintball no es lo único curioso de Planet Reball, sino que aquí este deporte se practica indoor o a cubierto, en una nave gigantesca. Otro punto a favor para ir con niños, pues llueva, nieve, granice o haga una temperatura de 40 grados, podrás llevar a cabo tu plan, sin temer a las inclemencias del tiempo. Por eso nos encantó el lugar.

92ebff2c-c302-4750-9473-98da5e5768e4Fui con mi cuñada, mis sobrinas de 16 y 9 años, mis sobrinos, de 13 y 12 y mi niña mayor, Carmen, de 6. A Carmen la llevé porque no funciona por edades, sino que la estatura a partir de la cual los niños pueden jugar está estipulada en 1,20 porque como nos explicó Marco Antonio, propietario de la empresa, a partir de esta estatura suelen tener la fuerza y complexión adecuada. No obstante, a pesar de la cumplir el requisito de la estatura, Carmen era demasiado pequeña para cargar la marcadora –hay que hacerlo con fuerza- cada vez que había que disparar. Pero Marco, que fue nuestro monitor, se ofreció muy amablemente a jugar con ella para que pudiera disfrutar del juego con todos nosotros. Si tenéis niños de la edad de Carmen o más peques y otros más mayores, también podéis llevarlos porque existe una zona de descanso en la que los niños que no participen pueden jugar, pintar o leer cuentos. Todo está preparado para pasar un buen rato en familia.

Una vez allí, lo primero que hicimos fue pasar a recibir las explicaciones pertinentes. Marco nos explicó, en primer lugar las normas de seguridad. Para mí esta empresa, además del punto a favor de tener sus instalaciones indoor, tiene otro claro punto positivo y es el tema de la seguridad. En todo momento, Marco recalcó por activa y por pasiva que no había que quitarse las máscaras protectoras si él no lo indicaba expresamente y que la persona que incumpliera esta norma fundamental sería automáticamente expulsada durante una partida.  Algo que se agradece mucho cuando vas con niños pues, aunque los bolazos no duelen, puede ser peligroso si te da uno en un ojo, por ejemplo. Además  nos explicó el tema del seguro de la marcadora y de la necesidad de ponerle el chupete (o tapa) cada vez que él lo indicara. Una vez dadas las explicaciones, hicimos los equipos y el monitor repartió los trajes protectores, las marcadoras y las máscaras y las adaptó a cada uno de nosotros.

A partir de este momento, salimos a la pista de juego, con césped artificial y obstáculos hinchables para refugiarse del ‘enemigo’ y Marco nos explicó el juego con el que íbamos a empezar y el funcionamiento de las marcadoras. Para la primera toma de contacto, comenzamos con la batalla multividas, en la que un equipo compite con el otro y puedes probar tu puntería y comenzar a usar las marcadoras, así como intentar refugiarte y zafarte de los bolazos del contrincante. He de confesar que en la primera partida yo no me moví del refugio inicial, pero conforme comencé a coger confianza empecé a correr y a moverme por el campo de juego. Los niños lo pillaron desde el principio, aunque conforme avanzaba el juego cogían más soltura –en una ocasión descubrí a mi sobrina Valeria reptando por el césped al más puro estilo Rambo-. La segunda tanda ya fue más competitiva y consistió en el juego del pañuelo, que se sitúa a la mitad del campo y que debes intentar llevarte a tu refugio. Imaginaros si es divertido jugar vía normal, cómo es este juego intentando disparar a tu adversario y pendiente de que no te dé a ti.

¿No os parece una actividad ideal para pasar una tarde en familia o con amigos, para celebrar un cumple o una despedida de solteros? Además, Marco nos contó que estaba el paquete básico que fue el que nosotros hicimos, pero que también existían otras modalidades tematizadas como Star Wars, indios y vaqueros, videojuegos

Como conclusión diré que es un método ideal para descargar adrenalina, quitarte el estrés y para quemar calorías –más que en una sesión de gimnasio-, de hecho todos teníamos agujetas al día siguiente… Me parece un juego estupendo porque da igual la edad que tengas, tu sexo o tu forma física, ya que todo el mundo puede jugar. Te acabas metiendo tanto en el papel de ‘guerrero’ que el tiempo pasa rapidísimo (las partidas de 10 minutos parece que duran 3…). Pones a prueba tu puntería y rapidez. He comprobado, algo que ya sabía, que mi puntería deja bastante que desear… Y mi técnica también, pues mis sobrinos me dieron bolazos por todas partes. Es curioso un defecto del ser humano –corregible, según nos dijo Marco- y es que cuando estás apuntando estás centrado en un punto fijo y no ves lo que te viene por los laterales… Esta es la explicación por la que, durante los primeros minutos no ves quién te da un bolazo o quién ha cogido el pañuelo.

En fin, una experiencia divertidísima, muy muy recomendable y que repetiremos, seguro. Si quieres más información sobre Planet Reball, pincha aquí.

Sobre María Cerrato

Periodista y mamá a tiempo completo. Amante y adicta a la cultura en sus múltiples variedades: literatura, teatro, arte, cine… Una adicción que ahora también comparto con mis niñas, Carmen y Pilar, que son mi vida y a quienes siempre he intentado contagiar este amor incondicional por la cultura. Ellas son mis actuales compañeras de escapadas teatrales, lecturas de cuentos, películas animadas… Todas estas escapadas ahora puedo compartirlas con otras mamás a través del blog de este fantástico medio de comunicación que es Mamá Tiene un Plan, con el que tengo el orgullo de colaborar.

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