Hoy aprovechamos este post para presentaros a una de nuestras colaboradoras en el blog, Angélica Gómez, quien radiografía con una escena cotidiana la realidad de muchas madres (y padres, porque a ellos nunca los olvidamos) a las que nos gustaría llegar a todo. ¿Cuántas (y cuántos) os sentís identificadas? Desde Mamá tiene un Plan participamos en el movimiento #yonorenuncio
21:30 h de la noche, parece que la paz quiere entrar en casa… Una vocecita dice: “Mami, tú estás cansadita? Si quieres, puedes quedarte aquí un ratito que yo te cuento un cuento y te caricio”.
Asustada ante tanta energía solo acierto a decir “Mi amor todos estamos cansaditos porque es tarde y mañana necesitaremos mucha energía”. Sacando la manita de debajo de las sábanas, Paula -3 años- me caricia y dice “Entonces descansa tú también, mami…”.
La lógica aplastante me deja sin palabras. ¿Descansar? Hoy quería terminar de colocar mi armario, poner una lavadora (ups! No he comprado suavizante), quitarme el esmalte de las uñas de los pies (volver a pintármelas será cosa de otro día), repasar la reunión de mañana a primera hora y sería tan bonito leer unas páginas del libro que empecé hace un mes…
Salgo de su habitación con movimientos propios de un ninja y con la sensación de que hoy no le he dedicado el tiempo que quería, pese a que había sido la encargada en el cole ¡Todo un acontecimiento!
Y me siento en el sofá con la sensación de que se me van escapando los días, y con ellos la energía (¡Energía! Una noche de estas tengo que ponerme el CD de Yoga que me dejó Anita). No llego. Si quiero acostarme a una hora decente tengo que renunciar a algo.
Y entonces, pienso que esto ya no da para más, que no hay más minutos para robar al sueño, ni más familia* a la que liar para hacer cobertura logística. Y que no soy solo yo, ni es solo en Madrid… Es que el sistema ya ha dado de sí todo lo que podía dar y que es necesario racionalizar los horarios.
¿Y qué es racionalizar los horarios? Flexibilizar las jornadas laborales. Quiero decir FLEXIBILIZAR las jornadas laborales. Condensar las horas de trabajo en vez de extenderlas. Hablar de horas de dedicación y no de horas de presencia. Aprovechar los beneficios de la tecnología para estar conectados sin estar presentes. Fomentar la cultura de la confianza y el compromiso en las empresas.
Soy de las que opina que ya no existen parcelas estancas de vida laboral, personal y familiar, pero sí pienso que debe haber límites que nos permitan disfrutar plenamente de cada una de ellas.
Por eso apoyo la petición del Club de Malasmadres de que se incentive fiscalmente a aquellas pymes que implanten la jornada continua con flexibilidad horaria. Para reconocer el compromiso, para incentivar el cambio, para propiciar que se genere una nueva cultura.
Hemos construido un modelo que no funciona, hay que mover los cimientos y las malasmadres están, estamos, dispuestas a ello. Porque…
#yonorenuncio a disfrutar de mi hija
#yonorenuncio a tener tiempo para vivir el romance de mi vida
#yonorenuncio a mi pasión por la comunicación
#yonorenuncio a bailar
#yonorenuncio a leer
Porque mamá está cansadita, pero tiene un plan 😉
*Mi agradecimiento eterno a la generosidad de los abuelos. Y mi reconocimiento a la cultura de flexibilidad y responsabilidad de la que disfruto a diario (Aunque la consultoría, como servicio que es, será de los últimos sectores en poder dar un gran salto).
