Vamos a ver al Mago, al mágico Mago de Oz

Es escuchar el título de ‘El Mago de Oz’ y automáticamente empiezo a tararear ‘Over the rainbow’ y en mi mente se dibuja el inocente rostro de Judy Garland entonando con su dulce voz esta mítica canción. Y a pesar de ser una maravillosa historia, llena de aventuras y fantasía, nunca se la había contado a mis hijas, ni tampoco les había puesto la antológica película. Pero el otro día, echando un ojo a los posibles planes para hacer con las peques en Madrid durante el puente, vi que en el Teatro Maravillas estaba ‘El Mago de Oz’ y pensé “qué mejor forma de entablar un primer contacto con las aventuras de Dorothy, que a través del teatro” y allá que nos fuimos. Las niñas no sabían muy bien lo que iban a ver porque tampoco quise destriparles nada de la historia y, por lo que había leído, el montaje del Maravillas se ceñía bastante a la historia real, algo que me encantó.

En la primera escena ya comprobé que Dorothy era ella y no una versión modernizada de la protagonista; con el vestido y las trenzas a lo Judy Garland y cuando entonó la canción ‘Sobre el arco iris’, con esa voz dulce y bonita, me convenció de todo. Ccreo que a mis hijas también porque las miré y estaban las dos con los ojos muy abiertos y cuando terminó la canción Pilar me dijo “mami, canta muy bien, pero ¿está triste?” La obra acababa de empezar y al poco tiempo mi peque pudo comprobar que la protagonista no estaba triste, sino deseosa de vivir aventuras. A partir de este momento, comenzó la diversión y entraron en escena el hada Glynda, el Espantapájaros, el Hombre de Hojalata, el León miedoso y por supuesto, la malvada Bruja del Oeste.

El vestuario de todos y cada uno de los personajes es de diez –aunque especial mención merece la caracterización del Hombre de Hojalata-, pero sin duda, lo que más nos gustó de ellos fueron los guiños de humor para los niños y para los padres. El Hada Glynda con sus respuestas afirmativas tan ‘chulitas’; el Espantapájaros, que como no tiene cerebro, se le olvidan las cosas y dice algunas tonterías realmente divertidas; la Bruja del Oeste con su risa un tanto ‘forzada’…

La historia está muy cuidada y realmente introducen a los niños en una trama que, a priori, puede parecer difícil de representar en un escenario, si no es con unos medios, un decorado y efectos especiales espectaculares. Sin embargo, lo que más me llamó la atención es que esta compañía consigue representar la historia de manera fiel y bien contada, sin necesidad de grandes decorados, con la ayuda de una trasera audiovisual que funciona a la perfección como aderezo de la historia, pero, sin duda, los que hacen de la historia algo real e introducen a los más pequeños en ella son los actores, ellos son los protagonistas y los que focalizan la atención del público.

Pues eso, que mis niñas y una servidora salimos encantadas de la obra y aún estamos cantando por casa “Vamos a ver al Magoooo, al mágico Mago de Oz, que nos concederá nuestros deseeeos”. Lo dicho, habrá que volver a ver al Mago, y una vez hecha la primera toma de contacto con éxito, creo que les pondré la peli y así aprovecho para volver a verla yo también.

Sobre María Cerrato

Periodista y mamá a tiempo completo. Amante y adicta a la cultura en sus múltiples variedades: literatura, teatro, arte, cine… Una adicción que ahora también comparto con mis niñas, Carmen y Pilar, que son mi vida y a quienes siempre he intentado contagiar este amor incondicional por la cultura. Ellas son mis actuales compañeras de escapadas teatrales, lecturas de cuentos, películas animadas… Todas estas escapadas ahora puedo compartirlas con otras mamás a través del blog de este fantástico medio de comunicación que es Mamá Tiene un Plan, con el que tengo el orgullo de colaborar.

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